SOBRE LA MEDITACIÓN Y LAS TÉCNICAS DE MEDITACIÓN
Yoga: El Crecimiento de la Consciencia
EL Propósito de la vida es llegar
a ser consciente. No es sólo la finalidad del Yoga. La verdadera evolución de
la vida misma es llegar a ser cada vez más consciente. Pero el Yoga significa
todavía algo más. La evolución de la vida es ser cada vez más consciente, pero
la consciencia está siempre orientada hacia lo ajeno: eres consciente de algo,
de algún objeto. Yoga significa estar evolucionado en la dimensión donde no hay
objeto y en donde sólo permanece la consciencia. El Yoga es el método para
evolucionar hacia la consciencia pura; no ser consciente de algo, sino ser la
consciencia misma.
Cuando eres consciente de algo,
no eres consciente de ser consciente. Tu consciencia se ha enfocado sobre algo;
tu atención no está en la fuente de la consciencia misma. El esfuerzo en el
Yoga es llegar a ser consciente de ambos: del objeto y del origen. La
consciencia tiene dos puntas de lanza. Has de ser consciente del objeto, y
simultáneamente del sujeto. La consciencia
debe ser un puente con dos vertientes, No ha de perderse el sujeto, no ha de
ser olvidado cuando estás focalizado en el objeto. Este es el primer paso del
Yoga. El próximo paso es eliminar sujeto y objeto y simplemente ser consciente.
El propósito del Yoga es ese estado de consciencia pura.
Incluso sin el Yoga el hombre
crece hacia un ser cada vez más consciente, pero el Yoga añade algo, aporta
algo a esta evolución de la consciencia. Cambia y transforma muchas cosas. La
primera transformación es una consciencia de doble dirección; recordarse a uno
mismo en el preciso instante en que hay algo más de lo cual somos conscientes. Este
es el dilema: o eres consciente de algún objeto, o de lo contrario eres
inconsciente. Si no hay objetos exteriores, te duermes; necesitas objetos para
ser consciente. Cuando estás totalmente desocupado, estás soñoliento; necesitas
algún objeto del que ser consciente. Pero cuando tienes demasiados objetos para
ser consciente de ellos, puede que sientas cierto estado de ausencia de sueño.
Por ello una persona que está
demasiado obsesionada con pensamientos no puede dormir. Continúan estando allí
los objetos; continúan estando allí los pensamientos. No pueden ser
inconscientes; los pensamientos continúan exigiendo su atención. Y así es cómo
existimos. Eres más consciente con nuevos objetos. Por eso existe un desmedido
deseo hacia lo nuevo, un ansia por lo nuevo. Lo viejo llega a ser aburrido. En
el momento en que ya has vivido con un objeto, te vuelves inconsciente de él.
Lo has aceptado; ahora tu atención no es necesaria. Estás aburrido. Por
ejemplo, puedes no ser consciente de tu mujer durante años porque la tienes
como algo seguro.
Ya no ves su cara; no puedes
recordar el color de sus ojos. No has estado realmente atento durante años.
Sólo serás consciente de nuevo de ella cuando muera. Por eso se aburren maridos
y esposas. Cualquier objeto que no esté atrayendo continuamente la atención
crea aburrimiento. Del mismo modo, un mantra, una vibración sonido repetida, es
causa de sueño profundo. Cuando ha sido repetido continuamente un mismo mantra
te aburres. No hay nada misterioso en ello. Repetir constantemente una misma
palabra aburre; ya no puedes vivir más con ella. Empezarás a sentir sueño;
caerás en una especie de letargo; te volverás inconsciente. La esencia del
método de la hipnosis, de hecho, depende del aburrimiento. Si tu mente se puede
aburrir con algo, entonces te duermes; el sueño puede ser inducido.
Nuestra consciencia depende de
nuevos objetos. Por ello existe una gran avidez por lo nuevo, por nuevas
sensaciones, por un nuevo vestido, una nueva casa, por cualquier cosa que sea
una novedad, aunque no suponga una mejora. Con algo diferente sientes un
repentino resurgimiento de la consciencia. Puesto que la vida es una evolución
de la consciencia, todo cambio es bueno por lo que respecta a la vida. Si una
sociedad anhela nuevas sensaciones, la vida progresa; pero sí en cambio
permanece con lo viejo, sin pedir lo nuevo, muere; la consciencia no puede
evolucionar.
Por ejemplo, en Oriente
intentamos contentarnos con las cosas tal como están. Eso crea aburrimiento
porque nunca hay nada nuevo. Lucero, durante siglos, todo permanece inalterado.
Estás lisa y llanamente aburrido. Naturalmente, puedes dormir mejor occidente no
puede dormir; ha de haber insomnio cuando estás pidiendo lo nuevo
constantemente, pero no hay evolución. Y éstas parecen ser las únicas opciones:
o bien toda la sociedad se volverá soñolienta y muerta, como ha sucedido en
Oriente, o por el contrario, la sociedad padecerá insomnio, como viene
ocurriendo en occidente. Ninguna de las dos es buena. Necesitas una mente que
pueda estar despierta incluso cuando no hay objetos.
En realidad necesitas una
consciencia que no esté atada a lo nuevo, que esté desligada de los objetos. Si
no está ligada al objeto, permanecerá ligada a lo nuevo. Necesitas una
consciencia que no esté atada en absoluto al objeto, que esté más allá del
objeto. Entonces tendrás libertad; podrás dormir y estar despierto a tu antojo.
No necesitarás ningún objeto para ayudarte. Serás libre, estarás verdaderamente
liberado del mundo objetivo.
En el momento en que estás más
allá del objeto vas más allá del sujeto también, porque ambos existen
conjuntamente. En verdad, subjetividad y objetividad son los dos polos de una
misma cosa. Cuando hay objeto, tú devienes sujeto, pero si puedes ser
consciente sin el objeto, no hay sujeto, no hay yo. Esto debe ser entendido en
profundidad: cuando se pierde el objeto y puedes ser consciente sin objetos ¡simplemente
consciente! Entonces también se pierde
el sujeto. No puede permanecer allí. ¡Es imposible! Ambos desaparecen, y hay
simplemente consciencia, consciencia sin límites. Ahora ya no existen límites.
Ni el objeto ni el sujeto son los límites.
Buda solía decir que cuando estás
meditando no existe un “yo” no hay atman, porque la propia consciencia del
propio "yo" te aísla de todo el resto. Si estás todavía allí, los
objetos aún permanecen allí.‑‑‑Yo soy", pero el
"yo" no puede existir en total soledad. El "yo" existe en
relación con el mundo exterior; el
"yo" es una relación. Entonces
el "yo", el "yo soy", es solamente algo dentro de ti que
existe en relación con algo exterior. Pero si el exterior no está allí, el
interior se disuelve.
Entonces hay una pura,
espontánea, consciencia. Para eso existe el Yoga; eso es lo que Yoga significa.
Yoga es la ciencia de liberarse uno mismo de los límites del sujeto y del
objeto, y a menos que hayas roto estos límites caerás en el desequilibrio de
Oriente o en el desequilibrio de Occidente. Si quieres comodidad, paz mental,
silencio, sueño, entonces lo más apropiado es permanecer continuamente con los
mismo objetos. Durante siglos y siglos no habrá cambio visible. Estarás cómodo,
podrás dormir mejor... pero eso no es nada espiritual; te pierdes mucho. La
urgencia misma por crecer desaparece; la necesidad misma de aventuras,
desaparece; la urgencia misma de inquirir y encontrar desaparece. Realmente,
empiezas a vegetar, te conviertes en algo estancado.
Si cambias esto, te volverás
dinámico, pero también intranquilo; te volverás dinámico, pero tenso;
dinámico., pero loco. Empezarás a encontrar lo nuevo, a interesarte por lo
nuevo, pero estarás en un torbellino. Empiezas a experimentar lo nuevo, pero
estás perdido. Si pierdes tu objetividad serás demasiado subjetivo y soñador,
pero si llegas a estar demasiado obsesionado con los objetos, pierdes la
subjetividad. Ambas son situaciones desequilibradas. Oriente ha elegido una;
Occidente la otra. Y ahora Oriente se vuelve hacia Occidente y Occidente hacia
Oriente.
En Oriente, la atracción por la
tecnología occidental, la ciencia occidental. El racionalismo occidental
Einstein, Aristóteles y Russell se ha apoderado de la mente oriental, mientras
que en Occidente está sucediendo lo contrario: Buda, Zen y el Yoga tienen ahora
mayor importancia. Este es el milagro. Oriente se vuelve comunista, marxista,
materialista, y Occidente empieza a pensar en términos de consciencia
expansiva, de meditación, de espiritualidad, de éxtasis.
La rueda puede girar y podemos
intercambiar nuestras cargas. Durante unos momentos habrá luz, pero luego todo
el sin sentido empezará de nuevo. Oriente ha fracasado de una forma y Occidente
de otra, ya que ambos han tratado de negar una parte de la mente. Has de
trascender ambas partes y no interesarte en una mientras niegas la otra. La
mente es una totalidad. Puedes, o bien trascenderla totalmente, o bien no
trascenderla. Si continúas negando una parte,
la parte negada se vengará. Y realmente la parte negada por Oriente se está
vengando en Oriente, y la parte negada por Occidente se está vengando en
Occidente. Nunca puedes ir más allá de lo negado. Está ahí y acumulando más y
más fuerza. El mismo momento en que la parte que has aceptado sale victoriosa,
es el momento del fracaso. Nada fracasa tanto como el éxito.
Con cualquier éxito parcial, con
el éxito de una parte de ti, te estás condenando a sumirte en un fracaso mayor.
Lo que has ganado se vuelve inconsciente, y lo que has perdido emerge a la luz.
La ausencia se siente con mayor fuerza que la presencia. Si pierdes un diente,
tu lengua percibe su ausencia y va allí a donde estaba el diente. Nunca antes
se dirigió allí, nunca; pero no puedes impedírselo. Se mueve inconteniblemente
hacia el lugar vacío para sentir el diente que ya no está allí.
De igual manera, cuando una parte
de la mente obtiene el éxito, te vuelves consciente del fracaso de la otra
parte, la parte que podría haber sido y no es. Ahora Oriente ha llegado a tener
consciencia de la estupidez de no ser científicos. Esta es la razón por la que
somos pobres; es la razón por la que "no somos nadie". Esta ausencia
se constata ahora y Oriente ha empezado a volverse hacia Occidente, mientras
que Occidente está sintiendo su propia estupidez, su falta de integración.
El Yoga equivale a una ciencia
total del hombre. No es simplemente una religión. Es la ciencia total del
hombre, la trascendencia de todas las partes. Y cuando trasciendes las partes,
te vuelves el todo. La totalidad no es únicamente la acumulación de las partes;
no es algo mecánico donde todas las partes se alinean y forman un todo. No, es
algo más que mecánico; es algo artístico. Puedes dividir un poema en
palabras, pero entonces las palabras aisladas no significan nada. Más cuando
está integrado, el todo resulta más que simples palabras. Tiene su propia
identidad. Contiene vacíos, así como palabras. Un poema es poesía sólo cuando
dice algo que no ha sido verdaderamente expresado, cuando algo de él trasciende
todas sus partes. Si lo divides y analizas, extraes solamente partes, y la flor
trascendental que era, se habrá perdido.
De igual forma, la consciencia es
una totalidad. Negando simplemente una parte pierdes algo, algo que era
realmente importante. Y no ganas nada; ganas sólo un extremo. Todo extremo
llega a convertirse en una enfermedad; todo extremo llega a
convertirse en un mal interior. Entonces te vas sumiendo más y más en la confusión, entonces hay una anarquía interior. El Yoga es la ciencia de
trascender la anarquía, la ciencia de hacer que tu consciencia sea un todo, y
eres un todo sólo cuando trasciendes las partes. En consecuencia el Yoga, ni es
religión, ni es ciencia. El Yoga es ambas cosas a la vez, trasciende a las dos.
Puedes decir que es una religión científica o una ciencia religiosa. Por eso el
Yoga puede ser usado por cualquiera, pertenezca a la religión que pertenezca;
puede ser usado por cualquiera con independencia de su mentalidad.
En la India, todas las religiones
que se han desarrollado tienen entre ellas muy diferentes algunas incluso
antagónicas ‑filosofías,
conceptos, percepciones; tienen poco en común.
Entre el hinduismo y el jainismo no hay apenas ninguna afinidad; entre el
hinduismo y el budismo no hay nada en común. Solamente hay un denominador común
que ninguna de las religiones puede negar: el Yoga. Buda dice: "No hay
cuerpo, no hay alma", pero no puede decir: "No hay Yoga".
Mahavira dice: "No hay cuerpo, hay alma", pero no puede decir:
"No hay Yoga". El hinduismo dice: "Hay cuerpo, hay alma... y hay
Yoga". El Yoga permanece como constante. Incluso el cristianismo no puede
negarlo; ni el islamismo tampoco.
De hecho, ni siquiera alguien que
sea totalmente ateo tiene porqué negar el Yoga, dado que el Yoga no impone como
condición previa el creer en Dios. El Yoga no tiene preconcepciones; es
absolutamente experimental. Cuando se menciona el concepto de Dios y en los más
antiguos libros de Yoga no se mencionaba en absoluto se le menciona significándolo
sólo como un método. Dicho concepto puede ser usado como una hipótesis ‑si
sirve de ayuda puede ser empleado, pero no es una condición absoluta. Por eso Buda puede ser un yogui sin Dios, sin los
Vedas, sin ninguna creencia. Sin tener ninguna fe, sin ninguna mal llamada fe,
él puede ser un yogui.
El Yoga puede ser un terreno
común tanto para aquellos que creen en Dios como para los ateos. Puede ser un
puente entre ciencia y religión. Es simultáneamente racional e irracional. Su
metodología es totalmente racional, pero a través de la metodología puedes
adentrarte profundamente en las entrañas de lo irracional. La totalidad del
proceso es tan racional, cada paso es tan racional, tan científico, tan lógico,
que solamente tienes que dar un paso y todo lo demás sucederá por sí mismo.
Jung menciona que en el siglo XIX
ningún occidental interesado en psicología podía concebir nada más allá de la
mente consciente, porque mente significa consciencia. Así pues ¿cómo puede
existir una mente inconsciente? Es absurdo, no es científico. Posteriormente,
cuando la ciencia poseía más conocimientos acerca del inconsciente, se
desarrolló en el si‑lo XX una teoría sobre la
mente inconsciente. Después, cuando profundizaron más tuvieron que aceptar la
idea de un inconsciente colectivo, no sólo individual. Parecía absurdo; mente
significaba algo individual, consecuentemente, ¿cómo podía haber una mente
colectiva? Pero lo cierto es que había aceptado incluso el concepto de la mente
colectiva.
Estas son las tres primeras divisiones
de la psicología budista, del Yoga budista: mente consciente, mente
inconsciente e inconsciente colectivo. Luego Buda continúa fraccionándolas en
ciento sesenta divisiones más. Jung dice: "Antes negábamos estas tres
mentes. Ahora las aceptamos. Puede suceder que existan otras más. Tenemos que
avanzar paso a paso; tenemos que adentrarnos cada vez más lejos". La
aproximación de Jung es muy racional. Es una aproximación profundamente
arraigada en Occidente.
Con el Yoga tenemos que proceder
racionalmente, pero sólo con la finalidad de saltar al plano irracional. El
objetivo es con toda certeza irracional. Lo que puedes entender, lo racional,
no puede ser la fuente porque es infinito. La fuente debe ser mayor que tú. La
fuente de la que has venido, de la que todo ha surgido, de la que proviene la
totalidad del universo, y en donde todo desaparece de nuevo, tiene que ser más
que esto. Lo que se manifiesta ha de ser menos que su origen. Una mente
racional puede sentir y entenderlo manifiesto, pero lo inmanifestado sigue
estando detrás.
El Yo a no insiste en que uno
deba ser racional. Dice: "Es racional concebir lo irracional. Es racional,
también, conocer los límites de lo racional". Una auténtica y verdadera
mente conocerá siempre las limitaciones de la razón, sabrá siempre que la razón
acaba en alguna parte. Quienquiera que sea auténticamente racional tiene que
llegar a un punto límite donde se siente lo irracional. Si procedes con la
razón hacia lo esencial, sentirás el límite.
Einstein lo sintió; Wittgenstein
lo sintió. El Tractatus de Wittgenstein es uno de los libros más racionales que
jamás haya sido escrito; su autor es una de las mentes más racionales. Habla de
la Existencia de una forma muy lógica, de una manera muy racional. Sus
expresiones, palabras, conceptos, lenguaje, todo en él es racional, pero al
final dice: "Hay algunas cosas de las que nada podemos decir; existe un
punto más allá del cual nada puede ser dicho y con relación al cual debemos
permanecer mudos". Después escribe: "Aquello que no puede ser dicho
no debe ser dicho".
Todo el edificio se desploma:
¡todo el edificio! Wittgenstein intentaba ser racional con el fenómeno de la
vida y de la existencia, y repentinamente llega a un infranqueable punto y
dice: "Ahora no se puede decir nada más allá de este punto." Esto
expresa algo, algo muy significativo. Algo hay allí ahora mismo y nada puede
decirse acerca de él. Se trata de un punto que no puede definirse, donde
simplemente se derrumban todas las definiciones. Siempre que ha habido una
mente lógica y racional llega a este punto infranqueable. Einstein murió como
un místico... y más místico que los supuestos místicos occidentales, porque si
se es un místico sin haber jamás intentado seguir el camino de la razón, nunca
podrá profundizarse en el misticismo.
No se habrán conocido realmente
los límites. He visto místicos que continuamente hablan de Dios como un
concepto lógico, ¡como un argumento! Ha habido místicos cristianos que han intentado...Comprobar"
a Dios, la existencia de Dios. Qué tontería! Aun en el caso de que Dios pueda
ser comprobado, no demuestras nada y el origen es lo que queda sin demostrar. Quien
haya tenido alguna experiencia de lo Divino no intentará comprobarlo, porque el
mismo deseo de comprobarlo demuestra que uno no ha estado nunca en contacto con
la fuente original de la vida, la cual no es comprobable; no se pueden obtener
pruebas. La totalidad no puede ser demostrada a través de 1 a parte. Por
ejemplo, mi mano no puede probar mi existencia.
Mi mano no puede significar más
que yo; no puede abarcarme. Es una estupidez intentarlo. Pero si la mano puede
abarcarse a sí misma por completo, es más que suficiente. En el momento en que
la mano se conozca a sí misma sabrá también que está implantada en algo más,
que es en todo momento "una" con algo más. Está allí porque ese
"algo más" también está allí. Si muero, mi mano también morirá. Existía
únicamente porque yo existía. La totalidad permanece sin ser comprobada; sólo
son conocidas las partes. No podemos demostrar la totalidad, pero sí que
podemos sentirla. La mano no puede demostrar mi totalidad, pero la mano puede
sentirme. Puede entrar profundamente en sí misma y cuando alcanza las
profundidades, es "yo".
Los mal llamados místicos a
quienes la razón molesta, no son verdaderos místicos. A un verdadero místico
nunca le incomoda la razón. Juega con ella. Y puede jugar con la razón porque
sabe que la razón no puede destruir el misterio de la vida. Los falsos místicos
y la gente religiosa a quienes asusta la razón, la lógica, la argumentación,
tienen miedo de sí mismos. Cualquier argumento dirigido contra ellos puede
crearles dudas interiores; puede ayudar a que emerjan sus dudas internas.
Se temen a sí mismos. Tertuliano,
místico cristiano, dice: "Creo en Dios porque no puedo probarlo; creo en
Dios porque es algo imposible de creen Así sentirá un místico verdadero:
"Es imposible; por eso creo." Si es posible no hay ninguna necesidad
de creer. Será solamente un concepto, un concepto ordinario. Esto es lo que
siempre los verdaderos místicos han entendido por "fe", por
"creencia". No es algo intelectual; no es un concepto. Es el salto
hacia lo imposible. Pero solamente puedes saltar a lo misterioso desde el
límite de la razón, nunca antes. Cómo podrías si no, hacerlo? Puedes saltar
sólo cuando has tirado de los extremos lógicos de la razón hasta casi romperla.
Has llegado a un punto donde la
razón no puede ir más allá y el‑‑‑más
allá" sigue allí.
Sabes que la razón no puede dar un solo paso más y pese a ello el‑‑‑más
allá" te aguarda. Incluso si decides
permanecer sujeto a la razón, se creará
un límite. Eres consciente de que la Existencia sigue más allá del límite de la
razón, de modo que incluso aunque no vayas más allá de este límite, te
conviertes en un místico, Aunque no des el salto, eres un místico, porque algo
has experimentado, has tropezado con algo que no era en absoluto racional.
Conociste todo lo que la razón es
capaz de conocer. De repente te encuentras con algo que la razón no puede
conocer. Si das el salto tienes que dejar atrás la razón‑, no puedes
dar el salto con la misma razón. Esto que te impulsa a saltar es la fe. La fe
no se opone a la razón; está más allá de ella. No es anti racional; es
irracional. El Yoga es el método que te lleva
al límite extremo de la razón, y no es sólo eso, sino también un método para
dar el salto. ¿Cómo dar el salto? Einstein, por ejemplo, habría florecido como
un Buda sí hubiera sabido algo de los métodos de meditación. Estuvo al borde
mismo; en su vida llegó muchas veces al punto óptimo desde el que era posible
dar el salto. Pero perdió su oportunidad una y mil veces. Se enredó una y mil
veces con la razón. Y al final fracasó a causa de su vida desbordante de razón.
Lo mismo le podría haber ocurrido
a Buda. También él era dueño de una mente muy racional, pero había algo que
para él era posible, existía un método que podía utilizar. No sólo la razón
posee sus métodos; lo irracional también los tiene. La razón tiene sus propios
métodos; lo irracional tiene sus propios métodos. En último término, el Yoga se
ocupa más de los métodos irracionales. Solamente pueden usarse métodos
racionales al principio. Tienen su razón de ser sólo para persuadirte,
impulsarte; para persuadir a tu razón de que se mueva hacia el límite. Y una
vez has llegado al límite, tú darás el último salto.
Gurdjieff trabajó con cierto
grupo utilizando algunos métodos profundamente irracionales. Estuvo trabajando
con un grupo de buscadores y utilizando un método especialmente irracional.
Solía llamarlo Ejercicio de Stop. Por ejemplo, podías estar con él y de repente
te decía: "Stop"' Entonces todos tenían que detenerse, tal como
estuvieran. Si estaban los ojos abiertos, tenían que quedarse abiertos; si era
la boca la que estaba abierta podías estar a punto de decir algo la boca tenía
que permanecer tal como estaba.
Sin el menor movimiento. Este
método se inicia en el cuerpo. Si no hay ningún movimiento en el cuerpo,
simultáneamente cesa toda actividad en la mente. Cuerpo y mente van íntimamente
asociados; no puedes mover tu cuerpo sin que antes el movimiento interior de la
mente haya cesado. El cuerpo y la mente no son entes distintos; son una misma
energía. La energía es más densa en el cuerpo que en la mente; la densidad
difiere, la frecuencia de la longitud de onda también difiere, pero sigue
siendo la misma onda, el mismo flujo de energía para los dos.
Los buscadores estuvieron
practicando este Ejercicio de Stop constantemente durante un mes. Un día
Gurdjieff se hallaba en su tienda y vio a tres de los buscadores del grupo
paseando por un viejo canal seco. Era un canal por el que no discurría nada de
agua. De repente, desde su tienda, GurdJieff gritó, "iStop!"Todos los
que estaban a la orilla del canal se quedaron quietos como estatuas. También lo
hicieron los tres que estaban dentro del canal. Estaba seco, así que no había
ningún peligro.
Entonces, de repente, surgió una
oleada de agua. Alguien había abierto el suministro de agua y ésta se
precipitaba cauce abajo por el canal. Cuando el agua hubo llegado a la altura
de la nuca de los tres, uno de ellos saltó fuera del canal pensando: "Gurdjieff
no sabe lo que está pasando. Está en su tienda e ignora que el agua ha entrado
en el canal. Tengo que salir. Es absolutamente irracional quedarse aquí. Y
saltó fuera. Los otros dos permanecieron en el canal mientras el agua seguía
subiendo. Finalmente, al llegarles el agua a la altura de la nariz, el segundo
hombre pensó: "¡Este es el límite!" No he venido aquí a morir. He
venido aquí a conocer la vida eterna, no a perder la mía", y saltó fuera
del canal.
El tercero se quedó. Se
enfrentaba igualmente con el mismo problema, pero decidió permanecer porque
GurdjJieff había dicho que éste era un ejercicio irracional y que si actuaba
con la razón se vendría abajo todo cuanto uno se proponía hacer. Pensó:
"Muy bien, acepto la muerte... porque no puedo dejar este ejercicio"
y se quedó allí. Ahora el agua cubría casi por entero su cabeza. Gurdjieff
salió de su tienda, se arrojó al canal y le sacó fuera. Estuvo al borde de la
muerte, pero cuando revivió fue un hombre transformado. No era ya el mismo que
momentos antes realizaba el ejercicio; estaba completamente transformado. Había
conocido algo; ¡había dado el salto!
¿Dónde está el límite? Si
continúas con la razón puedes perdértelo sin llegar a conocerlo jamás. A veces
uno ha de dar un repentino paso que le hace trascender. Ese paso se convierte
en la transformación; trasciendes todas las divisiones, Tanto si la división es
entre consciente e inconsciente, entre razón y sinrazón, entre ciencia y
religión, o entre Oriente y Occidente, se ha de trascender la división. Esto es
lo que es el Yoga: trascender. Entonces, cuando de nuevo regresas a la razón,
vuelves transformado. Podrás razonar si quieres, pero estarás más allá de la
razón.
Autor: Osho
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